Cuando aprender piano ya no es de color de rosa
Qué ilusión cuando decides empezar a aprender piano, ¿verdad? Te imaginas a ti mismo tocando esos temas que te encantan y dejándote llevar por la emoción de la música.
Pero después cuando ya te pones manos a la obra a estudiar una pieza concreta y empiezan a surgir dificultades, ¿lo disfrutas tanto?
Qué idílica era la imagen que ti mismo con el piano y sin embargo ahora te ves sufriendo en la fase de estudio. ¿Cómo es posible un contraste tan radical?
Déjame adivinar. Probablemente al encontrarte con algún problema técnico que solucionar, has optado por ralentizar el tempo, hacer las intensidades uniformes, desatender la articulación, o alguna otra medida con el fin de tocar la música bien.
Y tu concepto de «bien» consiste en tocar correctamente como mínimo las notas (alturas) y los ritmos. ¿Me equivoco?
El estudio se ha vuelto algo tedioso porque has tomado unas medidas que tienen sus consecuencias: le roban la magia a la música.
Y aunque tu motivación para aprender piano era disfrutar de la belleza de la música tocada por ti mismo, sigues creyendo que los primeros pasos que des con una nueva obra han de ser aburridos. Como un mal menor necesario para poder llegar a un fin más bonito y feliz.
No es raro que tengas esa contradicción en ti. Incluso muchos profesores de piano aceptan (y a veces defienden) que la fase de estudio sea pesada y aburrida.
Pues yo te digo que no. Existen otras maneras.
Y como sé que hay muchos pianistas principiantes como tú que viven el estudio del piano según ese enfoque, he preparado este post.
En él quiero compartir contigo la estrategia de estudio que me aplico a mí mismo para conservar el espíritu de la música lo más intacto posible y así poder disfrutar en todas las fases del proceso.
Aviso: es un post largo algo más largo que lo habitual en Más que pianistas, pero creo que vale la pena que llegues hasta el final.
Claves de mi manera de estudiar con el piano
Como ser humano, tanto mi parte intelectual (mis pensamientos, mis razonamientos, los nombres que doy a mis percepciones…) como mi parte emocional (lo que siento, la parte profunda e invisible de lo que quiero expresar…) han de guardar un buen equilibrio si quiero estar en paz y realizarme.
Por eso, cuando estudio una nueva pieza, por difícil que sea, nunca sacrifico elementos de la música que podrían desvirtuar su esencia emocional, su espíritu.
Y hago hincapié sólo en este lado porque lo más típico es ver cómo mis alumnos de piano que han estado antes con otros profesores tienden a bajar la velocidad de la pieza que están aprendiendo, o a aprender fragmentos totalmente arbitrarios sin sentido musical, o a pasar de las duraciones exactas…
Detrás de todo siempre está la obligación autoimpuesta de tocar correctamente. Creen que lo esencial es tocar las notas y sus ritmos y para ello sacrifican cualquier otro elemento de la música. Creen que si no respetan este núcleo principal, recibirán una reprimenda o una mala opinión.
Sin embargo, para mí casi ningún elemento de la música es menos importante que otro. Por eso no resuelvo antes la música en un estado teóricamente básico (altura y ritmo) para luego añadirle supuestos complementos (velocidad, articulación, intensidad…).
Yo creo que todos los elementos ayudan a definir un estado expresivo muy perfilado. Y no lo quiero desatender simplemente porque esté solucionando problemas técnicos. Tengo en más alta estima a la música y a ese tesoro concreto que me está ofreciendo a nivel emocional.
Así que, cuando atiendo también el factor emocional de la música al mismo nivel que el analítico-intelectual me estoy respetando más como ser humano completo que soy.
Igualmente, considero a todos mis alumnos seres humanos completos. Por eso, cuando alguno de ellos tiende en algún fragmento que está estudiando a desconectarse del plano emocional y se centra sólo en las imposiciones de su lado racional para tocar correctamente, lo primero que le digo es: «¿Por qué has dejado de respetarte?».
El resultado musical en sí, tomado aisladamente, me importa un carajo. Al contrario, me entristece que alguien pierda la oportunidad de realizarse desatendiendo la riqueza de la música que está haciendo.
Un ejemplo de estudio al piano paso a paso: la Sinfonía K.550 de Mozart.
He escogido la famosa melodía inicial de la Sinfonía K.550 de Mozart (nº 40), arreglada para piano, con el objetivo de que compruebes cómo logro mantener el espíritu de la música intacto desde el minuto cero de mi estudio.
Puedes seguir esta guía de estudio y aplicarla al tema que estés aprendiendo en estos momentos.
El fragmento concreto que voy a aprender a la vez que elaboro este post es el siguiente:
Inicio de la Sinfonía K.550 de Mozart, versión orquesta:
Lo primero que hago es escuchar atentamente el fragmento y sacar conclusiones sobre su estructura, o sea sobre si percibo partes sucesivas en él.
Percibo estas partes:

Ahora me voy a lanzar a tocar. Como para mí lo importante dentro de mi estrategia de estudio es la calidad y no la cantidad, decido qué cantidad de música voy a ser capaz de tocar manteniendo todo su espíritu, su esencia, su emoción al 100%.
Podría ser perfectamente un solo sonido, o una célula musical, o un motivo, o toda la melodía entera. Cada cual ha de intuir sus posibilidades y, si después comprueba que se equivocó en el cálculo, saber reformular la decisión.
En un primer momento, intuyo que podría tocar una semifrase de tres motivos entera con un grado de satisfacción del 90% y un nivel de estrés medio-alto.
Pero como cuanto mayor estrés sienta, menor será mi disfrute, prefiero bajar el nivel de estrés a medio-bajo tomando una unidad de estructura musical de menor duración, o sea un solo motivo. Así es mucho más probable que el resultado me sea 100% satisfactorio y además lo disfrutaré mucho. Es poca cantidad de música pero en realidad con estas condiciones óptimas seguro que puedo permitirme tocarlo tan solo una vez, es decir seguramente va a sonar tal cual lo estoy imaginando a la primera. Y enseguida podré pasar a otra cosa.
Así que con toda la información que me da la partitura me imagino cómo me gustaría que sonara el primero de los motivos en todos sus aspectos sonoros (ritmos, entonaciones, intención, velocidad, duraciones, intensidades…). Ésta es mi mente racional, ordenada y planificadora.
Pero también siento ahora todos los matices emocionales que encierra gracias a la colaboración de todos esos elementos.
Trazo un plan a nivel técnico (qué hacer con mi cuerpo para que las distintas partes del piano den el resultado deseado) y pongo toda mi atención para reproducir el motivo como si fuera la única oportunidad que tengo en la vida:
Primer motivo:
A pesar de haber producido a penas tres sonidos, he sentido plenamente el tesoro emocional que encierran. Aparte, estoy muy satisfecho con el resultado sonoro de todos los elementos que me había planteado hacer. Así que el corazón y la razón analítica se han dado de la mano.
La acumulación de atención-estrés de los segundos previos a tocarlo se ha disuelto al terminar. Esto lo represento así:

Estoy muy satisfecho de la experiencia con el motivo y hago el mismo proceso con el siguiente. En este caso, la escritura es la misma que la del primero, pero, amigo, ¡en la música no hay nada en vano, porque la música es un fruto de la vida!
Interpreto que entre los dos motivos todos los elementos de la música son idénticos pero que en el segundo la intención general de la semifrase está a mitad camino de ascensión a la cumbre, que estará a la altura del tercero, así que me vale la pena tocarlo solo, aunque sea una única vez, para otorgarle la personalidad diferenciada que tiene por esta razón en comparación con el primero.
Segundo motivo:
En la encrucijada: ¿seguir adelante o juntar motivos?
Si un alumno de mis clases presenciales que conozco hace poco tiempo hubiera llegado a este punto, le invitaría a imaginar que está andando por un camino que se bifurca y le preguntaría: «¿qué intuyes que te sentará mejor, aprender otro motivo suelto (el que viene detrás o cualquier otro), o hacer que los dos que ya sabes suenen seguidos?»
Cuando ya nos conocemos más tiempo, la «sensación de encrucijada» le viene de manera automática y ya sólo tengo que preguntar un escueto: «¿ahora qué?». Más adelante, hasta esta pregunta le vendrá también automática y será totalmente autónomo para tomar las riendas de su estudio a base de encadenar momentos de decisión consciente como éstos.
Volviendo a la Sinfonía, mi intuición me dice que aprenda ahora separadamente el tercero.
Tercer motivo:
Creo que uno de los tesoros de esta primera semifrase es sentir la intención general (dirección la llaman algunos) ascendente, a la vez que las pequeñas de cada motivo.
Por eso, en este punto ya no voy a continuar aprendiendo motivos sueltos sino que voy a empezar a tocar seguidos los motivos que ya sé. Tomo primero y segundo.
Como ahora el total de música que voy a tocar dura más, la acumulación previa de atención será mayor. O sea que necesitaré un nivel de estrés más alto.
Primer y segundo motivos seguidos:
Como era de esperar, he disfrutado mucho la canalización ascendente de energía de la que hablaba. El hecho de tocar más cantidad de música seguida me ha compensado con creces el mayor estrés que tenía.
Ahora tengo dos motivos que no se han fundido en uno sino que sigo sintiéndolos con identidad propia. Simplemente se han colocado uno detrás de otro (yuxtaposición) para formar algo mayor. Mi percepción de la estructura es como la de un castillo de naipes. Al final voy a ver la construcción total pero también muy claramente cada una de las pequeñas partes que la forman.
Añado el tercer motivo a los dos anteriores, que ya han sonado seguidos.
Más cantidad de música, más estrés, pero con lo que ya he disfrutado la conexión de los dos primeros, ahora me muero de ganas de añadir el tercero para experimentar cómo por fin el canal de energía llega a su cima.
Voy allá, siempre con la sensación de que es la única oportunidad de mi vida:
Primera semifrase entera:
¡Buah, qué subidón! No me imagino estar tocando esta maravillosa música sacrificando la velocidad, la intención o cualquier otro elemento. Mi experiencia con ella es demasiado valiosa como para caer en eso.
Construyendo secuencias musicales que nos estresan demasiado
Ya he tocado satisfactoriamente los tres motivos de la primera semifrase con un disfrute alto pero también con un nivel estrés alto.
Si yo ahora me aprendiera con el mismo método la segunda semifrase y luego pretendiera tocarlas seguidas, seguramente supondría una acumulación tal de estrés que en el momento de conectar el final de una con el inicio de otra mi estabilidad psico-motriz se vería comprometida y mi cuerpo no sería capaz de mantener el acabado musical que ya tenían las dos mitades cuando las tocaba separadas. Surgirán fallos que no habían surgido y lapsus de memoria. Y el disfrute se irá a tomar viento.
Pero tampoco ahora quiero caer en la tentación de sacrificar algún elemento de la música para tocar bien. El espíritu de la música se perdería y yo dejaría de respetarme, ya sabes 😉
En este punto dejaré que el estrés acumulado en la primera parte llegue a disolverse del todo y que después haya una nueva acumulación previa a la segunda parte. Y esto necesita un tiempo. Impepinablemente voy a tener que dejar un hueco sin música entre medio. Pero será provisional.

¿Cuánto exactamente tiene que durar este hueco? Tanto como necesite para bajar la tensión acumulada y renovar la preparación. Sólo uno mismo lo puede sentir en cada caso.
Primera frase completa, con momento de preparación entre semifrases:
Lo que hago ahora es entrenar mi capacidad de atención para conseguir que el proceso de disolución y renovación se produzca cada vez más rápido. Y también que sea cada vez menos abrupto, o sea que no me haga falta llegar a una distensión total para poder volver a estar alerta. Como ves, la atención no es algo que se tiene o no se tiene, que viene y va sin poder nosotros hacer nada. ¡Podemos dirigirla en nuestro beneficio!
Según se vaya comprimiendo el doble proceso, el hueco sin sonido se irá acortando hasta desaparecer.
Primera frase seguida:
De esta manera he conseguido un nivel continuado de atención que no ha llegado a decaer demasiado, siempre listo para lo que venía detrás. Además, tampoco ha alcanzado picos de estrés demasiado altos, lo que me permite seguir disfrutando de la música en todo momento. Lo represento así:

Y así iría construyendo el resto del fragmento elegido.
Beneficios de mi estrategia de estudio
Ya has visto que aprender una nueva pieza de piano no tiene por qué ser un proceso odioso y antimusical. Al final todo se reduce a no olvidar el sentido último que tiene para ti tocar el piano y adaptar los métodos de estudio a esa gran motivación.
Con esta técnica de estudio se da una cosa muy curiosa. Mientras que la manera más extendida, como trata de tocar mucha cantidad de música aunque sea lentamente y sin matices, transmite la impresión de que se está avanzando mucho, con ésta pasa todo lo contrario: como aspira a mantener la riqueza musical y el placer, se van trabajando partes muy pequeñas del total y eso da la sensación de que aprender la obra completa va a durar una eternidad.
Sin embargo, el resultado sobre cada pequeña parte es tan definitivo desde el principio que de repente, a base de unir unidades mayores de la estructura, la pieza está montada y aprendida en mucho menos tiempo del que se esperaba… y sobre todo en mucho menos tiempo de lo que se tarda con el método tradicional.
Si aplicas mi estrategia al aprender las piezas que tengas tú entre manos, me encantará saber si has sentido sus beneficios de disfrute, aprovechamiento del tiempo y perfilado de la música.
Así que suscríbete para entrar en contacto directo conmigo y que pueda seguir ayudándote de manera más personalizada.
¡Hasta el próximo post!
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR:



Funciona gracias a YARPP.
Hola Omar,
Muy interesante. No encuentro en tu blog la plantilla de clasificacion de combinaciones armonicas que, dices, se puede descargar gratis. Cómo la encuentro?. Gracias.
Me alegro de que te parezca interesante este post, Rafaela 🙂
Para obtener la plantilla de combinaciones armónicas de «Meditación de Thaïs» primero ve a la entrada correspondiente. Éste es el enlace:
https://masquepianistas.com/disfrutar-arpegios-meditacion-thais/
Luego bajas hasta un poco más abajo del vídeo, rellenas las 3 casillas con tu dirección de email, nombre y apellido.
Después pulsa el botón rojo donde pone «¡Pásame esta plantilla, Omar!» y si nada falla, recibirás el archivo.
Ya me dices si te ha funcionado…
Saludos!
Hola Omar, magnifica tú explicación y muy descriptiva!!!..Hasta el próximo….
Hola Omar, genial tu explicación, suelo estudiar por motivos, bajando la velocidad, tratando de ser precisa en el tiempo. Me ha gustado eso que dices de que nos respetemos, aún así estudiando por motivos, no llego a disfrutar. Me pasa algo aún después de haber aprendido el estudio siento que no puedo disfrutar y eso me lleva por momentos a dejar.
Muy bueno explicación!! Gracias un abrazo!
Creo que aún puedes plantearte descubrir qué tesoro hay en cada uno de los motivos, qué se dispara en ti a nivel emocional con ese trocito de música. Y no estoy hablando de emociones necesariamente grandilocuentes o novelescas. Un motivo puede inspirar alegría, franqueza, pereza, desánimo, enfado, rabia, miedo, comicidad… Si descubres eso, la música estará hablando de ti y por ti, y emepezarás a disfrutar. Espero que esto te ayude, Nancy 🙂
Me pregunto ¿Por qué no quize aprender piano a los 10 años aunque siempre me ha gustado, y ahora a los 20 años si quiero aprender?.
Venía tocandolo de una forma muy libre y hasta ahora me dieron ganas de leer partitura.
Hola Chelsea.
Pues imagino que ahora es cuando se te ha planteado la oportunidad real. No hay una edad mejor para empezar. Tengo alumnos de más de 60 años que empiezan ahora desde cero y lo están disfrutando mucho 🙂
Creo que has llevado un camino muy natural con el piano: primero hacer música con él y luego sentir la curiosidad de saber comprender la escritura musical. Por eso, seguro que ahora podrás aprender el significado de las partituras más fácilmente.
OMAR súper didáctico todo el material para los que estamos empezando con el piano ! Tendrás videos explicativos para descargar en un convertidor Youtube?
Hola Mariela.
No estoy seguro de entender a qué te refieres. Todos mis vídeos tienen una licencia libre, así que puedes bajarlos con un convertidor sin infringir ningún derecho de autor. Tan sólo si los publicas de nuevo tendrás que citar mi nombre, Omar Vilata, como autor original. ¿He resuelto tu duda?
Gracias ! Simplemente era para poder tenerlos en mi celular o pc y verlos cuando estoy sin conexión
Muy bien, pero en el piano no vale solo con la clave de sol para la derecha; también está la de fa generalmente para la izquierda. Es decir, con las dos manos a la vez, el proceso es más lento y complicado.
Por supuesto, es raro ver una pieza con una sola voz escrita para piano 🙂 Y es verdad que el ejemplo que he elegido de la Sinfonía de Mozart sólo es de una voz. Se supone que mientras hacemos esta melodía hay otras voces más graves sacadas de las violas y los chelos originales. Si esto fuera así, me pararía a sacar una interpretación de cuántas voces hay en total y en cada una dónde empiezan y acaban las frases, los motivos, etc. y en base a eso iría construyendo el resultado total de la música.
A lo mejor después de aprender el primer motivo de la melodía aguda no quiero seguir adelante con el segundo, sino ver con qué motivo o motivos simultáneos se corresponde en el registro grave, para así acabar tocándolos a la vez. Luego quizá retomaría el camino con el segundo motivo de la voz aguda.
Lo que intento transmitir es la importancia de que el proceso de estudio sea coherente con la manera en la que hemos analizado la música. Luego vendrán las decisiones sobre qué soluciones técnicas usar (qué movimientos de la mano, qué digitaciones, etc.).
Si cambiamos el chip y empezamos a trabajar así, entonces el proceso nos dará bienestar y disfrute, sea más lento o más rápido, más sencillo o más complicado, porque el camino tendrá significado para nosotros en cada etapa.
Entiendo que hay que ir haciendo ambas manos a la vez, no por separado. No es eso?
Eso de primero una y después la otra para posteriormente irlas juntando no es lo recomendado. No es así? Eso sería el viejo sistema de nuevo, no?
Gracias por tus preguntas. Hacen perfilar mejor el contenido de este post.
Bueno, el viejo sistema es sobre todo un sistema poco consciente, o sea que no ha dedicado tiempo a sacar conclusiones sobre el sentido de la pieza. La historia que propongo no tiene nada que ver con qué orden de manos seguir. Eso son sólo soluciones técnicas. Lo que propongo es poner el foco sobre todo en que aquello que estemos aprendiendo en una sesión de estudio tenga sentido musical. Puede ser una pequeña célula rítmica de 2 sonidos, puede ser una frase entera. Simplemente haz un trabajo de analizar la estructura de la pieza y elige una unidad que sea asequible para ti en este momento.
¿Te ha aclarado esto el mensaje del post?
Siempre recordaré cuando a los 17 años un viejo músico alemán que componía fragmento extraños me decía: » No es lo mismo ser instrumentista que músico».
¿Y llegaste a saber a qué se refería? 😀
Muchas gracias por compartir esto. No sabes lo mucho que me ha ayudado para reecontrar mi alma con la música, Un abrazo.
Jael, disculpa por tardar tanto en responder. Me alegro de que te haya sido útil. Te animo a que te suscribas si aún no lo has hecho y me cuentes más detalles de tu proceso personal. Escuchar tu historia me enriquecerá. Y prometo estar más atento a contestar que esta vez con tu comentario 😉