La música memorable no existe: ¡son los padres!
El otro día fui al cine de verano Metropol, que ha montado mi amigo Yuri Aguilar en Valencia, para ver un clásico de los 80: Regreso al Futuro II. Para a quienes no les suene el título, satisfagan su curiosidad con esta ficha técnica.
(Nota friki: en realidad fui principalmente porque había leído que habría expuesto un coche DeLorean ¡REAL! como el de la peli allí mismo. Pero bueno, eso es otra historia jeje…)
La cuestión es que empezó el filme y ya la banda sonora me llamó mucho la atención. Era una música realmente fácil de identificar. Tiene un estilo «Hollywood» muy reconocible. Es pegadiza, dinámica, invita a sumergirte en la historia y pasar un agradable rato de entretenimiento.
Pero, como diría la gran Byron Katie… ¿es eso verdad? O sea:
- ¿Es la música la que posee en ella misma todas esas virtudes y por eso ha conseguido ser recordada por un público más o menos amplio después de los años?
- O por el contrario, ¿es gracias a que se ha asociado con el éxito y la gran difusión publicitaria de la película en su día que ahora podemos considerarla memorable?
En el momento no me dio tiempo a llegar a ninguna conclusión. La acción empezaba y no era momento de filosofar. Ahora, pensándolo más en frío, creo que me decanto por la segunda hipótesis, aunque tendría que rumiármelo más…
Y, si me pusiera, lo mismo rumiaría sobre la música clásica: todo el mundo reconoce el inicio de la Pequeña Serenata Nocturna de Mozart en el primer segundo, pero, ¿es porque la música en sí es pegadiza o porque a lo largo de nuestra vida la hemos oído decenas de veces y en los lugares más insospechados? ¿Tú qué piensas?
La necesidad de existir, ser visible, ser recordado
Sea como sea, creo que escuchar de nuevo la banda sonora a toda potencia y la película de mi tierna infancia me dejó un poso en el subconsciente: unas ganas locas de decirle yo también al mundo con música algo memorable.
Creo que eso es algo muy humano: la necesidad de estar presente en el mundo, de ser escuchado y visto.
Pero en nuestra sociedad actual esta necesidad no está muy cuidada que digamos. Más bien unos cuantos están muy presentes y muy visibles, y la gran mayoría nos quedamos mudos e inexistentes, en cualquier ámbito que se te ocurra (también la música), siendo como mucho un número de carnet de identidad, alguien sin criterio a quien educar por su bien.
Ser visible a través de mi música
¡Pero ha llegado el momento de poner remedio al Síndrome!
¡Voy a reaparecer ante el mundo sacando lo mucho que corre por mis venas!
Y el piano va a ser mi canal…
Aquí te dejo el vídeo de cómo he compuesto el comienzo de la pieza de piano en la que estoy trabajando, a la que he llamado Destral. Sonidos contundentes y que desean ser memorables, rescatando del subconsciente el poso que me dejó la música del cine del otro día…
Obsérvame componiendo el potente arranque de mi nueva pieza:
Y a continuación, unas cuantas cosas maravillosas que puedes hacer…

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