Hola, ¿cómo andas? 🙂
En este post quiero ofrecerte un enfoque nuevo sobre las maneras de aprender piano. Es un cambio de paradigma que quizá te sorprenda por estar lejos de otros enfoques más extendidos hoy en día y que llevan siendo los predominantes en el mundillo de la educación musical desde hace demasiados años.
De hecho, no me gustaría que te quedaras con esta perspectiva diferente sólo como una reflexión más entre tantas acerca de cómo aprender música, sino como oportunidad para llevarla a la práctica y conducir tu aprendizaje con el piano con todo el disfrute, la naturalidad, la libertad y la eficacia posibles.
Una aclaración sobre eso de «la teoría”
Déjame que me ponga por un momento la chilaba brillantona, los colgantes de bisutería, las gafas al revés y la melena rubia con entradas para intentar adivinar qué es lo que se te pasa por la cabeza cuando piensas en eso de la teoría.
Cuando hablas de música o de aprender piano, creo que metes en el saco de la palabra teoría un conjunto variopinto de conceptos.
Seguramente lo primero que te viene a la cabeza es todo lo que se refiere a descifrar los símbolos de una partitura: elementos de los que conoces el nombre pero cuyo significado se te escapa, como la clave de sol, el pentagrama, las notas, negras, corcheas y demás.
Por otro lado, en ese mismo saco de la teoría puede que también incluyas una serie de normas generales aconsejables sobre la interacción cuerpo-instrumento, por ejemplo cómo deberías sentarte frente al piano, qué posición tendrían tener tus manos sobre el teclado, cómo habrías de mover los dedos, cómo hay que usar las partes del mecanismo del piano adecuadamente…
Me recoloco las gafas, que con los sudores del verano no paran de resbalarse hacia la punta de la nariz, y veo también en mi bola mágica algunos objetos más en el mismo saco. Veo toda esa ristra de palabros que has oído en algún concierto clásico, como “Allegro vivace de la Sonata en re bemol mayor opus 70 de Fulanito de Tal”. ¡Nunca una frase tan corta te había sonado tanto a chino!

Imagen de Dominio Público de Tumisu
¡Uy, Se me ha ido la conexión wifi de mi bola mágica y ya no puedo ver más! Pero la simple y llana intuición me dice que quizá hubiera por el fondo del saco alguna cosilla más como la armonía, los acordes, el compás y otras palabras algo confusas para ti.
En fin, ya sabes que la adivinación no es una ciencia exacta pero, hablando del piano, ¿crees que en tu noción de teoría podrían encontrarse todas o la mayoría de las cosas que he visto a través de la bola?
Entonces sigue leyendo para averiguar cómo he llegado a saber realmente qué hay en tu mente detrás de ese concepto.
Analizando el contenido del saco
Bueno, después de la sesión de videncia, creo que estoy pasando ya demasiado calor con esta chilaba sintética rosa fosi, así que voy a dejar la farsa del adivino… Y puedo permitírmelo, porque lo que en realidad me ha ayudado a saber en qué piensas cuando hablas de la “teoría” de la música y del piano es mi experiencia práctica y mi observación del mundo académico actual.
Fíjate que el saco del que hablábamos es un batiburrillo desordenado de cosas muy dispares entre sí, que pertenecen a cuatro categorías bien distintas:
- La escritura musical, o sea todos los símbolos escritos con sus significados.
- La técnica pianística, o sea todos los movimientos del cuerpo que sacan sonidos del piano.
- La mecánica del piano, o sea el funcionamiento del mecanismo del instrumento para producir esos sonidos.
- El mundo en sí de la música, o sea de las relaciones entre sonidos, cómo los percibimos y qué interpretaciones extraemos de ellos.
Entiendo que en tu noción de teoría hayas acabado metiendo todas estas categorías tan diferentes sin darte cuenta porque es precisamente el caótico enfoque que el sistema educativo actual contempla para el aprendizaje del piano. Además, hay muchas más personas aparte de ti que comparten esta visión y que tampoco son profesores de música.

Imagen de Dominio Público de Thaliesin
Sin embargo, creo que tener esa idea desorganizada de lo que es la “teoría musical” es un mal menor, algo que puede reordenarse en algún momento en el proceso de aprender piano, siempre que acudas a una formación de calidad. Yo mismo estoy elaborando con mucho mimo un gran curso para ayudarte a entender de verdad cualquier partitura para piano, trabajando todas esas categorías con total claridad y con música real. Pero todo eso ya llegará…
Para mí el mal mayor son toda una serie de creencias que seguramente habrás ido haciendo tuyas relacionadas con los contenidos de ese concepto de teoría.
- Respecto a saber descifrar partituras, creerás que es el elemento primordial para poder aprender a tocar el piano, y que antes que nada tendrás que entender los símbolos de la escritura musical.
- Respecto a la técnica y la mecánica del piano, tendrás el convencimiento de que primero deberás tener unas normas generales bien claras sobre postura, posiciones y demás para no coger vicios, hacer las cosas bien e incluso que no se desafine el piano.
- Respecto al mundo de los sonidos y cómo los percibimos e interpretamos, serás de la opinión de que eres un total ignorante, un ser arrítmico y sin oído alguno.
Y por encima de todas estas creencias tendrás otra de mucho más peso: que, como no sabes nada (aún) de piano, tienes que prepararte a nivel teórico todo lo que puedas para luego poder atreverte a tocar tu primera tecla con conocimiento y hacer algo decente con ella.
No puede ser un sistema de pensamiento más bloqueante y que dinamite más tu autoestima.
Pero no te sientas culpable por tenerlo. No viene de ti. Simplemente lo has asumido como tuyo desde tu infancia sin filtro crítico y ahí se ha quedado hasta hoy.
De dónde vienen estas creencias limitantes
¿Te acuerdas de cuando algún adulto te preguntaba: “¿tú que quieres ser de mayor?”? En el momento en que aprendiste que la respuesta correcta era decir un nombre de profesión, empezaste a incorporar la idea de que toda la primera parte de tu vida no iba a ser otra cosa que una preparación para llegar luego al momento de desempeñar una actividad práctica que te realizara.
Tú no sabías cómo ser médico (ni te era permitido serlo en ese momento por tu edad) y por eso tenías que aprender muchas cosas no prácticas sino teóricas, necesarias para serlo en el lejano futuro.

Imagen de Dominio Público de 21150
Y no era broma. Lo pudiste comprobar con creces: unos años en preescolar (ahora infantil), luego la larga EGB (primaria), luego el instituto (secundaria), después la universidad… Unos 20 añitos de nada preparándote para saber, preparándote para poder, preparándote para hacer.
En este estado mental llegas al momento actual, ya como persona madura y formada, y al tomar la decisión de iniciarte en algo tan apasionantemente práctico como el piano, te vienen esas creencias acumuladas: <<Primero la teoría y después, ya con buen pie, a tocar bien>>. Perfectamente comprensible.
Y es que el sistema desea prepararnos, por nuestro bien o por interés propio, para que en el futuro consigamos un empleo que desempeñemos de forma adecuada a los objetivos de la empresa y que podamos intercambiar por dinero con el que consumir cuanto más mejor y pagar impuestos obligatorios.
Así que la educación está pensada para cumplir todos esos requisitos.
¿Cómo se puede aprender piano empezando por la práctica?
Pues como han aprendido grandes músicos de jazz, de flamenco e incluso cantantes de ópera que se han movido en un ambiente propicio, con muchos recursos musicales que han podido adoptar para desarrollar su interés y sus aptitudes.
Han empezado a hacer música simplemente escuchando e imitando a sus mayores o a otros músicos cercanos de su misma edad, siendo ya adultos.
Han encontrado su propio estilo, su autenticidad, su camino personal para dominar su voz o su instrumento.
No les ha hecho falta partituras ni teorías previas para ponerse a hacer música.
¿No dicen que un idioma se aprende hablándolo? La música se aprende haciéndola. Tocar el piano se aprende tocándolo.
Tocar el piano con soltura es ir superando retos con un cuerpo siempre atento, relajado y eficaz, que se mueva con coherencia a su forma individual e irrepetible.
Así que, toca, toca, toca, aprende a desarrollar tu oído, tu memoria musical, experimenta tu propia técnica, imita pero encuentra tu propia forma, exprésate con el piano sin más, tal cual lo que tú realmente necesitas.
La teoría, la normas generales las irás descubriendo en el camino. Llegarás a tus propias conclusiones desde la experiencia. Y cuando te hayas dado cuenta de algo sobre los sonidos, o sobre el piano, o sobre la técnica, que crees cierto y verdadero, acude a una formación de calidad que te aporte poder aprender el nombre convencional y el símbolo de escritura que la mayoría del mundo actual usa para eso.
Porque la música existe desde antes y para siempre. ¡El símbolo escrito es tan solo una de las infinitas formas en las que podría haberse representado!
¡Pasa ahora mismo a la práctica!
Si este post ha conseguido mover algo en ti o empezar a cuestionarte ciertas cosas, venga, aplica desde ya este enfoque diferente del aprendizaje del piano en el que creo profundamente.
¡Por ejemplo, puedes hacer estas cuatro cosas de más abajo!
Un abrazo fuerte 😀
Omar

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